Esas tardes al pedo


--Acá estabas llevando a la gordita al mar. Que lindo día ese.
--Psé... ¿Le pusiste edulcorante?
-- Mmmmsi... ¿Te pasa algo?
--MmmNo... Pensaba en lo absorbentes que son los chicos.
-- Y, si, son chiquitos...
-- Psé... Cielo, se te está escapando un pecho por encima del sostén.
-- Uy!, que torpe, menos mal que estamos en casa... Uhhmmm, me parece que le puse demasiado edulcorante.
-- Sip...
-- ¿Está feo?
-- No, no, hablaba de que suerte que estamos en casa, si...
-- Si...
-- Digo, si la chiquita duerme.
-- Si... Ay, tenés la mano caliente!!!
-- No te imaginas que tan caliente tengo otra cosa.
-- Ay, amor, me estás poniendo cachonda.
-- Psé, eso espero, bonita.
-- Mmmmm... mmmsi... Qué dulce... Seguí, asi... Así, no pares.
-- ... Mmmmmm...
-- ... Mmmmmmñammm... Ufffffff.
-- ...
-- ...

-- ¿Y eso?
-- ¿Ehhhh... qué?
-- Se despertó la chiquita!!!
-- Que la tiró... Andá a ver, en una de esas...
-- Seguro que se despertó, ya durmió tres horas de siesta, calentá un poco el agua que enseguida vuelvo.
-- Si, mejor sigo con el mate... la pucha, tengo la bombilla más dura que una piedra... Y nadie que se tome el mate... En fin, esta vuelta le pongo azucar, este edulcorante es horrible...

Fotos


-- Uh, mirá ésta!!! Qué bien que la sacaste...
-- Porque te agarré distraída... ¿Dónde estábamos?
-- Luján.
-- Ahhh, si, ya me acuerdo... Te miraba ese día... je je je... Si no hubiesemos estado en terreno santo... je je je.
-- Ay, qué tipo!
-- Dale, si estabas hermosa, tentabas mi libido... Y estabas medio enojada.
-- Si, pero no me acuerdo por qué... ¿Sebás mate o querés que sebe yo? Te estás tomando todos los mates vos.
-- Uh, perdón... Yo tampoco me acuerdo, pero cada vez que veo una foto tuya algo me revolotéa en la pancita.
-- Jé... ¿Pancita?
-- Bueno, panza, lo que no cambia el sentimiento.
-- ¿Cual?
-- Que te amo, tonta, eso.
-- Mmmmm... ¿Shhi?... Yo máshhh.
-- Nop.
-- Dame uno.
-- Tomá.
-- No tonto, un mate no, dame un beshho!

Pintura


-- ¿Dulce o amargo? -- le pregunté con el edulcorante en una mano y el mate en la otra.
-- Amarguito. -- contestó ella sin dejar de mirar el pedazo de cartón montado que yo había dejado sobre la mesa de madera. -- Linda pintura. -- Acotó luego tomándose el mate.
-- No sé. -- respondí con gesto pensativo. -- Le falta algo, por eso lo dejé así.
-- Está bueno, tiene un estilo raro, y una carga sexual grande.
-- Si, cuando comencé a pintarlo me di cuenta de que es una efigie bastante fálica, pese a que lo que se aprecia a simple vista es el cuerpo de una mujer.
-- Cierto, parece adosada a un enorme pene... ¿Dualismo? -- me regresó el mate.
-- Posiblemente, creo que más allá del sexo todos tenemos algo que va y viene. -- dije sebando un mate para mi. Ella rió.
-- ¿Tu lado femenino? -- tiró con doble intención.
-- Mi lado femenino pasa más por la percepción del otro que por el anhelo de tener un pene en el traste... Pero sí, muy posiblemente se trate de conciliar de alguna manera mi sensibilidad con lo bestia que suelo ser. -- pensé en voz alta. Me tomé el mate.
-- Me gusta aunque más me gustaría verlo terminado.

Le sebé otro mate.

-- Posiblemente lo termine cuando encuentre lo que le falta.

Me miró sonriendo con esa mirada pícara que tanto me gusta.

-- ¿Y si lo que le falta al cuadro en realidad es algo que te falta a vos?

Falto en realidad de una respuesta, pero hábido de deseo, en silencio comencé besarla y quitarle la ropa, y allí, sobre la misma mesa a las 5 am nos abandonamos a la lujuria. 

Desperté horas después, ella ya se había ido, entonces miré el cuadro. Antes de irse había dibujado con carboncillo una carita feliz en una esquina. En otro momento la hubiese ahorcado por tal herejía, pero sonreí, ella tenía razón, a ese mamotreto le faltaba un vestigio de humanidad, tal vez la humanidad y el derecho a sentir que yo mismo me había negado desde hacía mucho tiempo.

Cosas...

A veces nos dan risa, otras veces nos enojan y hasta nos arrancan una puteada desde los más profundo, tambien nos hacen llorar de tristeza y tambien de alegria... Son simplemente cosas que nos pasan.

Son esas cosas que nos contamos bien entrada la madrugada tomando mate con galletitas.

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